A medida que las generaciones más jóvenes entran en acción, transforman la experiencia de los consumidores y lo que se espera de los comercios.
El "consumo responsable", la participación en la economía de consumo de acuerdo con determinados valores éticos y sociales asociados a los jóvenes, se está generalizando. Conscientes de la necesidad de adelantarse al sentimiento del consumidor, los minoristas adoptan políticas encaminadas a la eliminación de residuos, presumen de los perfiles de sostenibilidad de sus tiendas y se aseguran de que los productos de alimentación que venden sean ecológicos. Están usando tecnologías de seguimiento y localización para comprobar sus cadenas logísticas, vinculándose al fenómeno del "bienestar" y garantizando que sus productos sean sostenibles.
En consonancia con una cultura joven que valora la autenticidad y la sensibilidad cultural, se aseguran de que sus puntos de venta reflejen las costumbres y tradiciones locales.
Y esto no es todo. Están proliferando nuevos modelos de comercio minorista en respuesta a las preferencias de los más jóvenes. A medida que los jóvenes adoptan la vida urbana, los supermercados tienen que adaptarse. Teniendo en cuenta a los minoristas como target, por ejemplo, han abierto versiones a pequeña escala de sus establecimientos comerciales de gran tamaño en ubicaciones céntricas. Las plataformas de comercio electrónico también han respondido al continuo aprecio de los consumidores por las tiendas antiguas a escala humana: en los últimos años, se han abierto muchas tiendas físicas donde los compradores pueden comprobar la mercancía in situ. El amor por las tiendas sigue vivo.
Pero el comercio minorista también está accediendo a nuevos entornos, en el marco de un esfuerzo global por reorientarse. Está entrando en los hoteles, con marcas minoristas que abren sus propios establecimientos para proporcionar ambientes "comerciales" donde incluso los muebles están a la venta. Está creando nuevos entornos de compra, desde pop-ups a furgonetas hasta los micro-mercados y, en el sector de la moda, los desfiles que ofrecen compras. El comercio minorista incluso está remodelando el significado del "lujo" en una era en que la complicada realidad social dificulta el placer del consumo llamativo y en la que los jóvenes que no tienen el poder de compra de generaciones anteriores destacan por dar más valor a las experiencias frente a las cosas.
Estos cambios, a pesar de su importancia, solo representan la punta del iceberg en lo que respecta al mundo del comercio minorista para la nueva generación. Este informe ofrece más información sobre estos y otros cambios en el comercio minorista de alimentación y ropa, aunque también hace referencia a la situación del comercio en espacios limítrofes como los de estilo de vida y belleza. En todas estas áreas, los agentes del mercado están intentando reinventarse para satisfacer las necesidades y cumplir los deseos de los consumidores de un nuevo grupo de edad.