¿Dónde estás ahora mismo mientras lees este artículo? Nuestra apuesta es que responderías que estás en una ciudad. Según los datos actuales del Banco Mundial, cerca de la mitad de la población mundial, el 56% para ser más precisos, vive en ciudades. Sin embargo, si hiciésemos la misma pregunta en 2050, la probabilidad de que sea así será todavía mayor.
Otras estimaciones del mismo informe estiman que en menos de 30 años, el 70% de la población vivirá en ciudades. En países como Estados Unidos, se estima que este porcentaje superará el 80%. Está claro que la urbanización está aumentando a un ritmo acelerado. Las ciudades se están apoderando de una gran parte de los espacios rurales y cada vez más personas consideran que los espacios urbanos ofrecen las mejores oportunidades de trabajo y la mejor calidad de vida.
Este crecimiento sitúa a las ciudades al frente de las principales preocupaciones sobre el uso de la energía y el agua, gestión del tráfico, saneamiento y sostenibilidad. Para afrontar estas preocupaciones los municipios recurren cada vez más a soluciones inteligentes que prometen mejorar las infraestructuras y la gobernanza. Pero ¿cómo sabe una ciudad en qué proveedores confiar? ¿Qué partners cuentan con una mayor capacidad para hacer realidad las ambiciones de incorporar inteligencia a una ciudad?
Como ocurre con todos los mercados de crecimiento rápido, las normativas y las certificaciones se tienen que poner al día. Hay cientos de empresas que prometen las tecnologías e innovaciones más inteligentes y modernas. En este sentido, ha sido hace relativamente poco cuando las organizaciones han empezado a evaluar y a esforzarse por acordar unos criterios que califican a las ciudades inteligentes.