La pandemia de la COVID-19 ha provocado grandes cambios en nuestra forma de comprar y en lo que esperamos de los establecimientos donde lo hacemos. Los compradores prestaron más atención a los espacios de interior en los que tenían que pasar tiempo, especialmente las tiendas de alimentación y otros lugares de venta de productos de primera necesidad. Muchos comercios impusieron restricciones al número de personas que podían entrar en la tienda al mismo tiempo, desinfectaron las zonas de mayor contacto, como los manillares de los carros de la compra, y recordaban periódicamente a los compradores que debían respetar la distancia de seguridad. La compra de alimentos se convirtió en una tarea funcional, en la que los compradores acudían a la tienda bien preparados: haciendo la lista de la compra antes de ir al establecimiento, por ejemplo, en lugar de ir a la tienda para inspirarse. Los mercados de barrio dejaron de ser lugares de encuentro con los amigos y donde pasar un rato charlando. En vez de eso, las personas se limitaban a su objetivo: comprar todos los productos de la lista y pagar lo antes posible. El uso de los escáneres de pago automático se disparó, ya que muchos compradores preferían pasar por caja ellos mismos en lugar de tener que hacer cola. Muchos profesionales esperan que este hábito se mantenga tras la pandemia, ya que un gran número de compradores incluye ahora el autoservicio y el pago automático en su rutina de compras.
Los compradores redujeron el número total de visitas a la tienda, optando por compras semanales o para varios días. Los compradores también gastaron más dinero en cada visita al establecimiento y se dieron el gusto de comprar más alimentos y de mejor calidad mientras los bares y restaurantes estaban cerrados. Pierre Nicolas-Schwab, de la empresa francesa de estudios de mercado IntoTheMinds, señala que "los consumidores compran más en menos tiempo. Como resultado, la relación entre el gasto y el tiempo que se pasa en la tienda ha aumentado un 49%". Asimismo, en su informe Disruption & Uncertainty: The State of Grocery Retail 2021, Europe, McKinsey & Company descubrió que "los consumidores europeos redujeron la frecuencia de compra en torno a un 5% de media, mientras que aumentaron el tamaño de la cesta en aproximadamente un 16%".
El aumento del tamaño de las cestas impulsó aún más la adopción del autoservicio, ya que los compradores podían meter sus compras en la bolsa sobre la marcha sin necesidad de vaciar los carros en la caja. La rápida adopción de estos nuevos procedimientos de escaneo y de pago hizo que los compradores se sintieran atraídos por una forma de comprar más autónoma. Cada vez más, los compradores desean encontrar todo lo que llevan en su lista a la primera en un único recorrido por la tienda y pasar por caja de la forma más eficiente posible.
Muchas soluciones de iluminación del Internet de las cosas (IoT), incluidas las capacidades de compra autónoma, están contribuyendo a que los comercios superen estos retos y prosperen en la era pospandémica.