El cambio climático es uno de los desafíos más importantes de nuestro presente y de nuestro futuro y los datos indican que nuestros intentos de evitarlo, hasta ahora, se están quedando cortos. De las diferentes reformas necesarias para lograr un futuro más sostenible y ecológico, una de las más relevantes es la de los vehículos eléctricos. No es de extrañar que el hecho de haber llenado nuestras carreteras de vehículos que consumen combustibles fósiles durante el último siglo haya tenido un impacto medioambiental que dista bastante de una situación ideal.
De hecho, el transporte es responsable del 20-25% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) a nivel mundial y, en concreto, el transporte por carretera representa tres cuartas partes de ese total. Está claro que los vehículos eléctricos tienen que dejar de ser la excepción para convertirse en la norma.