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    ¿IoT se puede expandir en tu empresa?

    Preguntas para los directores ejecutivos que inician proyectos de IoT


    El Internet of Things (IoT) ha llegado para quedarse y no cabe duda de que va a causar una auténtica revolución en los lugares de trabajo, estén donde estén. El gasto global en implementaciones de IoT superará el billón de dólares en 2020, según la firma de inteligencia de mercado International Data Corporation. Sin embargo, antes de que una organización se comprometa a invertir en IoT, sus directores ejecutivos deben ser capaces de responder a las siguientes preguntas.

    ¿Se puede ampliar?

    Llevar un proyecto de IoT desde la fase de diseño hasta su implementación resulta complicado incluso para las organizaciones más experimentadas. Según un estudio de la firma de hardware de redes Cisco, solo el 26 % de las empresas consideran que sus iniciativas de IoT han sido un éxito. Y nada menos que un 60 % de ellas han sufrido retrasos en sus proyectos. La causa más frecuente de dificultades imprevistas reside en haber infravalorado lo complicado que es ampliar las implementaciones de IoT. Debido a la proliferación de los discos duros de bajo coste, las organizaciones han desarrollado una mentalidad acaparadora. Sin embargo, este modelo no resulta sostenible ante el aumento exponencial de los big data recopilados por los sensores de IoT. Es vital definir a priori el ámbito de cualquier proyecto de IoT y fijar expectativas realistas sobre cómo se usan, almacenan y eliminan los datos. Para que los proyectos sean escalables, la mayor cantidad posible de procesamiento y análisis debe llevarse a cabo en los propios dispositivos de IoT. Además, hay que evitar centralizar la carga en la red.

    ¿El proyecto está en manos de la persona correcta?

    Dar con la persona adecuada para dirigir un proyecto de IoT es fundamental al iniciar los planes de una implementación a gran escala. Aunque no siempre es imprescindible que supervise el proyecto un director ejecutivo, el director ejecutivo de informática suele ser quien tiene la experiencia más pertinente para realizar esta labor. En algunos casos, puede ser más acertado nombrar a un director ejecutivo de IoT que se encargue expresamente de gestionar la infraestructura de datos en las implementaciones de dispositivos inteligentes. Esta persona debe contar con conocimientos previos de tecnologías digitales, topología de redes y seguridad de la información. Designar a la persona adecuada para dirigir el proyecto es clave para su adopción en la organización. Y, si esta no dispone internamente del talento que se requiere para ello, puede ser necesario acudir a terceros. Cada vez son más las plataformas de tecnología que ofrecen modelos de negocio de los denominados "como servicio", que facilitan más que nunca las alianzas con firmas expertas que saben cómo implementar IoT.

    ¿El grado de inteligencia es suficiente?

    El IoT está experimentando una convergencia sostenida hacia las innovaciones de inteligencia artificial (IA). Según la firma de estudios tecnológicos Gartner, más del 80 % de los proyectos empresariales de IoT incorporarán la IA en 2022. Así que, ¿cuál ha de ser el grado de inteligencia de tu implementación? En una iniciativa de IoT, no tiene sentido implementar algoritmos de aprendizaje automático o redes neurales a no ser que sea absolutamente necesario. La IA aumenta en gran medida la complejidad y la planificación que se requieren para cualquier proyecto de tecnología de la información (TI). Por ello, solamente se debe utilizar cuando ofrezca un valor añadido evidente. No obstante, la mayoría de las implementaciones de IoT exigen recopilar datos en enormes cantidades, pero estos datos son inútiles a no ser que, de alguna forma, se conviertan en conocimiento. A menudo, en las implementaciones de IoT, las técnicas convencionales no ofrecen un medio realista de manejar la envergadura formidable de información obtenida. Si el proyecto requiere análisis en profundidad o en tiempo real, es probable que se requieran técnicas de aprendizaje automático para que el proyecto dé fruto. Lo importante es evaluar desde el principio cómo se incorporará la IA al proyecto y cómo se va a gestionar al aumento incesante de complejidad.

    ¿La infraestructura es segura?

    Uno de los principales retos que plantea IoT a las organizaciones es cómo asegurarse de que sus redes sean seguras. En 2020, más de la cuarta parte de los ciberataques identificados se dirigirán a dispositivos inteligentes. El IoT abarca un abanico enorme de dispositivos, desde cámaras hasta sistemas de control para coches autónomos, pasando por termostatos o bombas de insulina. Cada uno de estos dispositivos informáticos presenta sus vulnerabilidades y sensibilidades particulares. Pero un solo componente inseguro puede dejar una red entera a merced de los ataques. Para proteger las implementaciones de IoT, hay que aplicar las mismas estrategias de gestión de riesgos que se utilizan en redes informáticas más tradicionales. Sin embargo, los dispositivos inteligentes suelen plantear más niveles de riesgo y tipos de vectores de ataque. Además de la seguridad de software, como los cortafuegos, los antivirus o la monitorización digital, hay que proteger los dispositivos de IoT físicamente contra manipulaciones externas. En este momento no existe un modelo operativo o estándar universal de seguridad de IoT. Por ello, cada organización ha de tomar decisiones complicadas sobre cómo gestionar su nivel de exposición al riesgo. En muchos casos, puede ser más seguro recurrir a soluciones en la nube que permitan externalizar lo más posible la infraestructura digital. De este modo, el equipo interno puede centrarse en proteger los propios dispositivos inteligentes.

    ¿El modelo se puede adaptar a los cambios futuros?

    Implementar IoT en una organización puede resultar muy costoso. Por ello, la empresa ha de asegurarse de que sus redes puedan interoperar con los avances futuros. Es evidente que no es fácil predecir todas las innovaciones que van a afectar a la infraestructura digital en los próximos años. Sin embargo, hay maneras de mitigar el lastre de los sistemas heredados. Al definir cómo se van a conectar las fuentes externas a la infraestructura de IoT, es importante crear la interfaz de programación de aplicaciones (API) adecuada. Esta debe utilizar estándares abiertos para no quedar cautivo de proveedores concretos. Además, ha de utilizar un software que la comunidad de código abierto actualice con regularidad. Si se utilizan estándares cerrados y un software exclusivo de un proveedor determinado, no hay garantía de que vaya a ser compatible con los formatos de datos futuros ni de que se vaya a integrar con las plataformas en línea pertinentes. Si has podido responder a todas las preguntas que hemos planteado, estás más cerca de hacer realidad tu proyecto de IoT y aprovechar el descenso de precios de los dispositivos inteligentes. El IoT pone a tu alcance los datos que necesitas para transformar tu organización y mejorarla.

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