Dirigir un hotel o un complejo turístico que optimice la experiencia de los huéspedes está estrechamente relacionado con una excelente eficiencia operativa. Todo, desde la recepción hasta el servicio de limpieza y mantenimiento, forma parte de un bucle cerrado que repercute directamente en la prestación de excelentes servicios a sus clientes.
La mejora de la eficiencia es bienvenida en cualquier momento, pero resulta especialmente importante ahora que el sector hotelero sale de la era Covid-19 y se enfrenta a un aumento de los costes de energía y materias primas, así como a la escasez de personal.
Un enfoque clave para lograr la eficiencia consiste en digitalizar la cadena, permitiendo a la plantilla tener visibilidad de toda la propiedad. Con esta transparencia, el personal puede obtener los datos que necesita para planificar con antelación empleando información sobre patrones típicos y, seguidamente, puede reaccionar sin problemas cuando los huéspedes hacen peticiones personalizadas que requieren de atención.
Aunque hasta ahora la digitalización hotelera se consideraba una característica "de lujo", la oportunidad de mejorar la eficiencia cobra la misma importancia en todos los niveles. Con unas tarifas de habitación más económicas, los establecimientos de gama media tienen una necesidad igualmente alta de avanzar hacia modelos de hotel inteligente que, gracias a información en tiempo real puedan optimizar el trabajo del personal. De esta forma, se conseguirían llevar a cabo las mismas tareas diarias, pero con un equipo más pequeño.