Los almacenes tienen un importante papel que desempeñar en la sostenibilidad de la economía mundial y los sistemas inteligentes pueden ayudar.
Empecemos por la iluminación de almacenes que, según un estudio, representa el 36 % del uso de electricidad en los almacenes no refrigerados de EE. UU., el mayor porcentaje. Un primer paso inteligente consiste en cambiar la iluminación antigua de los almacenes, si no se ha hecho aún, por iluminación mediante LED. La iluminación mediante LED puede ser hasta un 80 % más eficiente que la iluminación tradicional, las fuentes de luz LED pueden durar hasta 25 veces más que las fuentes convencionales.
Pero las posibilidades son aún más brillantes. Cuando las organizaciones implantan los LED en el marco de un sistema de iluminación inteligente escalable, consiguen nuevas eficiencias. Gracias a la tecnología conectada, un sistema de este tipo puede reducir el consumo de energía mediante la detección de la luz, el control de movimiento y la capacidad de ocupación, por poner algunos ejemplos.
Los sensores de ocupación integrados en un sistema de iluminación inteligente instalado en el techo de un almacén pueden controlar de forma continua la presencia humana en todo el entorno iluminado. Con los datos procedentes de esos sensores, el sistema puede ajustarse de forma inteligente en cada momento, iluminando los espacios solo cuando es necesario y dejándolos sin iluminar, o menos iluminados, cuando no hay nadie. El ahorro de energía y de costes que supone dejar de iluminar bastidores, pasillos y otras zonas desocupadas puede ser considerable, y se suma a la eficiencia energética que se consigue con las propias luminarias LED.
Pero las posibilidades no acaban aquí. Los responsables de almacén pueden mejorar el ahorro energético integrando un sistema de iluminación inteligente con otros sistemas inteligentes en sus instalaciones. Si la iluminación y la climatización inteligentes, por ejemplo, pueden compartir datos y comandos en una red común, los datos recopilados a través de los sensores de ocupación del sistema de iluminación pueden optimizar las funciones de calefacción y refrigeración dentro del edificio, aumentándolas o reduciéndolas en función de las necesidades. Tiene tan poco sentido calentar o refrigerar constantemente una zona de almacén poco poblada como mantenerla constantemente iluminada.
La detección ambiental también podría integrarse en un sistema escalable. Si el sistema detecta que el sol incide por la mañana en la fachada oriental del almacén, puede reducir la calefacción en ese lado de la instalación, mientras el sol lo calienta y después, volver a subir la temperatura cuando se vaya el sol. Del mismo modo, las ventanas con rejillas podrían programarse para que se abran o se cierren automáticamente en respuesta a las condiciones de luz solar, usando la luz solar directa como fuente de calor o bloqueando la luz solar para enfriar el espacio.
Funciones como éstas representan solo una fracción de lo que los sistemas escalables pueden hacer para que las operaciones de almacén sean más sostenibles. La recogida y el análisis de datos, por ejemplo, pueden ir mucho más allá, proporcionando información para aplicaciones de inteligencia artificial. Estas aplicaciones pueden procesar enormes cantidades de datos y visualizarlos para que los responsables de las instalaciones puedan tomar decisiones informadas que contribuyan a la sostenibilidad. Al disponer de información sobre los patrones de ocupación de las instalaciones, las tendencias de uso de la energía, las ineficiencias, etc., los responsables de los almacenes pueden planificar en consonancia, realizando cambios como indiquen los datos.
Una planificación informada de este tipo puede marcar la diferencia en la creación de una empresa sostenible. Los datos marcan realmente la diferencia, tanto en el sector de los almacenes y la logística como en otros.