La ciberdelincuencia no es nada nuevo. Las amenazas que acompañan a la creciente digitalización de la sociedad se han explorado en artículos alarmistas y películas de ciencia ficción durante décadas. Eso no significa que la necesidad de una ciberseguridad robusta no sea real. El avance de la digitalización conlleva un riesgo digital cada vez mayor. Por eso, ahora más que nunca, son necesarias disposiciones estrictas al respecto.
La prevalencia de la ciberdelincuencia, así como sus costes, están incrementando rápidamente. La ONU informó de que la ciberdelincuencia se disparó un 600% durante la pandemia, como resultado de una dependencia casi de la noche a la mañana del trabajo, las compras y la comunicación online. Hubo un aumento del 10% en el coste medio total por vulneraciones de seguridad entre 2020 y 2021. Actualmente, un informe de McAfee estima que el coste global de la ciberdelincuencia ha alcanzado una cifra superior al billón de dólares.